domingo, 27 de marzo de 2011

La Inquisicion

El término Inquisición hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía mayoritariamente en el seno de la Iglesia Católica, aunque también hubo un tribunal del mismo género entre el calvinismo y otras denominaciones protestantes. La herejía en la era medieval muchas veces se castigaba con la pena de muerte, y de ésta se derivan todas las demás. La Inquisición medieval fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, que en 1249 se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478-1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536-1821) y la Inquisición romana (1542-1965). Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso contra católicos, contra reformadores radicales como los anabaptistas y contra supuestos practicantes de brujería, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local, generalmente ad-hoc para cada caso concreto, y no constituyeron una institución específica.
En los comienzos de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando los emperadores romanos convierten el cristianismo en religión estatal en el siglo IV, los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado. En su momento San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobaba en ese momento los castigos físicos.

En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el siglo XII en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina albigense, la cual no coincidía con los puntos de vista de la Iglesia católica con relación al matrimonio y otras instituciones de la sociedad. Como reacción, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra los albigenses promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces.

Métodos de tortura empleados
La Inquisición fue un tribunal eclesiástico establecido en Europa durante la Edad Media para castigar los delitos contra la fe. Sus víctimas eran las brujas, los homosexuales, los blasfemos, los herejes (cristianos que niegan algunos de los dogmas de su religión) y los acusados de judaizar en secreto. Los acusados eran brutalmente interrogados, mediante torturas, y ejecutados sin ninguna piedad, requisándose sus bienes.

Las torturas de la Inquisición se pueden agrupar en “bloques”:

Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación pública Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para humillarle ante los ciudadanos; éste era insultado y maltratado por la muchedumbre mientras el verdugo multiplicaba su tormento, de distintas maneras, según cuál fuera el instrumento que se impusiera. Estos instrumentos de condena se imponían por las causas menos graves, como desobediencia, desorden público, a los vagos, borrachos y a quienes no cumplían con sus obligaciones religiosas.

Un ejemplo de este tipo de tortura es la flauta del alborotador: en este instrumento, hecho de hierro, el collar se cerraba fuertemente al cuello de la víctima, sus dedos eran aprisionados con mayor o menor fuerza, a voluntad del verdugo, llegando a aplastar la carne, huesos y articulaciones de los dedos.
Objetos vinculados al castigo físico y tortura de los reos
La finalidad de estos objetos era causar un largo dolor, y en su mayoría provocaban una muerte agonizante. Hay dos instrumentos llamativos:

La dama de hierro, que consistía en un gran sarcófago con forma de muñeca en cuyo interior, repleto de púas, se situaba a la víctima y se cerraba, quedando todas las púas clavadas en su cuerpo.
El otro instrumento a destacar es la cuna de Judas, una pirámide de madera o hierro, sobre la cual se alzaba a la víctima, y una vez arriba, se la dejaba caer sobre ella, desgarrando el ano o la vagina.
Instrumentos que tenían como objetivo final la ejecución Están diseñados para causar la muerte, pero dejar al reo sentir el tormento que se le aplicaba. Dos de los instrumentos de este grupo son:

El aplastacabezas, un instrumento que primero rompía la mandíbula de la víctima, después se hacían brechas en el cráneo y, por último, el cerebro se “escurre” por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
También está la sierra, más que un instrumento es una forma de tortura y ejecución. Es muy sencilla pero a la vez muy eficaz, consistía simplemente en colgar a la víctima “boca abajo” y cortarla por la mitad partiendo de la ingle, con una sierra muy afilada. El reo siente todo el proceso hasta que la sierra avanza un poco más del ombligo, en ese momento la víctima muere. A este proceso eran condenados los homosexuales, sobre todo los hombres.
Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres
No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer sufrir a mujeres acusadas de brujería, prostitución o adulterio. Normalmente, pocas mujeres eran acusadas de herejía.

El cinturón de castidad es el instrumento más destacado en este bloque, aunque no fuera exactamente un medio de tortura, sino que más bien se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante los períodos de largas ausencias de los maridos, y sobre todo de las mujeres de los cruzados que partían para Tierra Santa. La fidelidad era de este modo asegurada durante períodos breves de un par de días o como máximo de pocas semanas, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser así, porque una mujer trabada de esta manera perdería en breve la vida a causa de las infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las magulladuras provocadas por el mero contacto con el hierro.
La pera oral, rectal o vaginal: era un instrumento con forma de “pera al revés”, hecho de hierro que terminaba con una llave de bronce y un gran tornillo. Fue creado para torturar a las mujeres, pero más adelante se descubrió que también era muy eficaz para los hombres. Se embutían en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio del tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente. Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales.

                                          

                                                                    
                                

                                   
 

                
 

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